Shen Chao-Liang. De lo local a lo universal

Shen Chao-Liang. De lo local a lo universal

La visión interna en el escenario mundial

El arte de Shen Chao-Liang (Tainan, 1968) es muy mencionado en Taiwán —y con justa razón— por haber expuesto en el Perú, Brasil, Guatemala, Estados Unidos, Canadá, Francia, Reino Unido, Holanda, Dinamarca, Italia, Japón, Singapur, Camboya y China Continental, y por ser uno de los mentores que recibe a los jóvenes fotógrafos que se aproximan al ámbito periodístico y documental. “La fotografía me brinda una relación estable entre mi vida y la sociedad al expresar sentimientos y pensamientos. Es significativa y poderosa”, dice.

Chao-Liang cree que para hacer que la fotografía progrese, “es disparar más, discutir más, hacer correcciones y continuar disparando. Necesitamos leer los trabajos de fotógrafos maduros y saber lo que otros están haciendo y lo que ya han hecho”. Por esta razón, relaciona sus obras con una práctica artística y una búsqueda personal, socialmente, comprometidas. Como resultado, está feliz de trabajar solo fuera de casa durante largos periodos de tiempo, lo que le permite “ver el mundo de otras personas a través de un visor y también verme a mí mismo”.

Por ende, al elegir una cámara depende de los requisitos del trabajo, ya sean grandes o pequeñas, digitales o analógicas. Le gusta mirar álbumes de fotos, exposiciones físicas y online porque le permiten explorar las diferentes transformaciones de la fotografía. Así, las series que más lo marcaron a lo largo de su historia son The Americans de Robert Frank, The Solitude of Ravens de Fukase Masahisa, The Ballad of Sexual Dependency de Nan Goldin, Aus den Fugen de Furuya Seiichi, Sleeping by the Mississippi de Alec Soth, To the Village de Kitai Kazuo y Diary of a Sentimental Journey de Nobuyoshi Araki.

A pesar de los años, su compromiso de registrar la sociedad de la isla no ha perdido profundidad y belleza. Desde sus inicios en Reflections of Nan-Fang-Ao (2001) hasta las últimas series de YULAN Magnolia Flower (2008), Tsukiji Fish Market (2010), STAGE (2011), SINGERS & STAGES (2013) y Taiwan Variety Group (2016), ha sido reconocido por su refinado estilo visual. Las últimas tres colecciones de fotografías muestran la cultura del entretenimiento y la promoción del territorio. Dividida en una trilogía, primero habla de objetos inanimados (carros de escenario), luego agrega personas (retratos de artistas) a objetos, y, finalmente interpreta la obra y vida de los artistas, mostrando su crecimiento personal y su relación con el público.

Para el autor, estos escenarios capturaron las ilusiones populares del taiwanés promedio. Dice que desde los años 70, la isla ha desarrollado su propia cultura de cabaret, que es diferente a la cultura de los países occidentales. En los primeros años, se invitaba a los artistas a realizar todo tipo de programas de entretenimiento, a menudo en forma de canciones y bailes, desde bodas hasta funerales y ceremonias religiosas. Para moverse con facilidad en Taiwán, optaron por actuar en un simple “teatro”, generalmente un campamento o un camión acondicionado para la función. “A través de ellos, en mi obra, presento la cultura de la vida diaria y el modo en que, en ella, se mezclan las fantasías de la gente”, explica.

A principios del 2005 empezó a fotografiar la interacción entre los artistas y el público en estos cabarets, pero en blanco y negro. Hay una espiritualidad rara en el proceso, creada por una explosión de color de los altares religiosos esparcidos por todos los rincones de Taiwán. Otra interpretación de STAGE es que son “escenarios efímeros” que pasan por “escenarios eternos” de su naturaleza. Debido al anochecer de la isla, el cambio de luz oscurece la luz artificial, creando un efecto hipnótico en el espectador que lucha por sacar la imagen de su mente. La soledad de los “teatros de camiones” se convierte en un “juego de dualidades”, una ventana para apreciar la convivencia entre tradición y modernidad, la arquitectura con la estética de comics, escenas de películas, videojuegos y discotecas. “Pero cuando los miras, empiezas a imaginar el flujo de personas”.

Hay más de 600 escenarios móviles en Taiwán. Los artistas de estos espectáculos itinerantes de cabaret suelen ser miembros de la familia propietaria del “camión-escenario”. La mayoría del elenco son mujeres jóvenes solteras de entre 20 y 30 años. Además de los que trabajan en la “empresa familiar”, un gran número de artistas trabajan en otras ocupaciones. Por lo general, después de varios años de cantar, bailar o de casarse, son ascendidos a presentadores o líderes del grupo. Debido a las largas jornadas laborales, en ocasiones tienen que optar por dejar la empresa por motivos familiares.

Es una tradición que todavía hoy se conserva, pero adaptada a los tiempos, de forma que estos “camiones-escenario”, que pueden pesar entre 8 y 15 toneladas, se refuerzan con sofisticados equipos de sonido y de programación de luces, mientras que las actuaciones incluyen nuevas coreografías inspiradas en los más famosos programas de televisión o en los videoclips musicales. Además de las cantantes, abundan los concursos de baile, el pole dancing y los espectáculos de dragqueens, malabaristas y humoristas.

Chao-Liang valora su experiencia porque finalmente influirá en su trabajo futuro, “Si evaluamos la importancia de una serie a través de la lente de las conexiones mundiales, STAGE sería el indicado, debido a su sorprendente influencia”. Este proyecto no solo refleja la modernidad y la conciencia social de la fotografía contemporánea en Taiwán, sino que también provocó una discusión en la academia.

Para Gu Zheng, profesor de la escuela de periodismo de la Universidad de Fudan en China, experto en la historia de la fotografía del gigante asiático y el arte de vanguardia del siglo XX, la serie STAGE es una obra de arte para ver la complejidad y lo absurdo del mundo a través de “objetos encontrados”. Por su parte, Kuo Li-Hsin, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Chengchi de Taiwán, explica que STAGE presenta ideas valiosas más allá de sus logros en fotografía, haciendo que las élites académicas y culturales del área metropolitana de Taipéi elogien la vitalidad y la creatividad de este fenómeno cultural, otorgándole “justificación y corrección política”.

El crítico de arte Wang Sheng-Hung dice que el atractivo de STAGE radica en una experiencia estética que nos permite centrarnos en “esos paisajes cotidianos familiares, pero continuamente olvidados que flotan como fragmentos de nuestra memoria”. Finalmente, Roan Ching-yueh, profesor del Departamento de Arte y Diseño de la Universidad Yuan-Ze de Taiwán, cree que las imágenes de Shen Chao-Liang no son solo capturas de momentos fugaces, sino “eternas y solemnes observaciones de las vidas mundanas”; es decir, sus creaciones fotográficas, de manera gradual e intencional, hacen una concesión para dejar que el núcleo exprese su intención, lo que lleva a la intersubjetividad misma.

Según Chao-Liang, una educación estructurada en fotografía ayuda a desarrollar habilidades como el lenguaje y la estética, convirtiéndola en una forma de arte relevante. “La fotografía tiene cierto poder para reducir y cambiar la distancia entre nosotros, entre las personas y el medio ambiente, entre las personas y otros estilos de vida”, dice. Si las condiciones lo permiten, hágalo con cuidado y durante mucho tiempo.

Autor del artículo: Luis Cáceres Álvarez, estudios concluidos de la Maestría en Antropología por la UNMSM. Licenciado en Comunicación y Periodismo por la UPC. Autor de La Catedral del Criollismo. Guardia Vieja del siglo XXI (2017). Coautor de Casa de TODOS. Rostros de la calle en Plaza de Acho (2020). Fue redactor de FOT. Revista Peruana de Fotografía e Investigación Visual y corresponsal en el Perú del servicio en español de la Agencia Anadolu de Turquía.

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