La conquista del corazón del Chile profundo en el fotolibro de Luis Sergio
Este artículo explora la estructura y construcción del fotolibro Pu Mapuche, del fotógrafo peruano chileno Luis Sergio, el cual retrata la vida cotidiana de los habitantes del territorio mapuche en la región de la Araucanía, en Chile.
Perú y Chile comparten muchos encuentros y desencuentros a lo largo de su historia prehispánica, republicana y contemporánea. No profundizaré en lo que nos separa sino en lo que nos une: Luis Sergio (Lima, 1977). Esta es la historia de un peruano en un territorio que los Incas no conquistaron. Esta es la aventura de un peruano que le interesó narrar el presente de uno de los pueblos del Chile profundo. Esta es la reseña de la obra de un peruano en las tierras mapuches del sur de América.
De eso se trata el periodismo en la práctica. Quiere ver lo que otros no ven. Quiere escuchar lo que otros no escuchan. Y, por supuesto, registrar lo que otros no registran. Ir más allá siempre. Un buen ejemplo es haber recorrido el Wallmapu o “territorio mapuche”, experiencia que cambió su vida, pues en el 2004 pensó que se quedaría dos meses. Se equivocó. Luis Sergio es autor del fotolibro Pu Mapuche (2018), — “Los Mapuches” en mapudungun—, donde muestra la vida cotidiana de las comunidades en las que se involucró durante más de diez años.
Todo gracias a que la curandera Margarita Neiculeo, de la isla Llepo en la Región de la Araucanía, al sur de Chile, conquistara su corazón. Ella lo acogió en su hogar y lo trató como a uno de los suyos. “Cuando comencé a vivir con ella, me dijo: ‘Tengo que decirle a toda mi gente que eres mi nieto, porque después van a decir que yo estoy loca po’”. Mientras algunos se sorprendían que un joven fotógrafo viniera de tan lejos, otros lo recibían como un usurpador porque la fotografía no era tan masiva en las comunidades rurales y la cámara era vista como “un enemigo”, pues creían que se “llevaba un pedazo de su esencia”. Después de cuatro años pudo fotografiarlos con soltura, destacando su fuerte vínculo con la naturaleza, y hasta ahora es considerado el nieto de la mamita Margarita. Por la profundidad del lazo formado,obtendría la nacionalidad chilena en el 2014 y en el Censo 2017 declararía que pertenece al pueblo mapuche, ubicándose oficialmente en el 9.9 % de 17 millones y medio de chilenos. La última vez que estuvo con ellos, un lonko —jefe de comunidad— le ofreció una ceremonia y un espacio en el cementerio mapuche a su muerte.
Pu Mapuche ingresa a imprenta en agosto de 2018. La vejez, la infancia, la muerte, la fuerza, la calma y la transformación son algunos de los símbolos que el autor encuentra en la intimidad. Es honesto y también crudo. Sus imágenes en blanco y negro rompen la clásica postal turística y los estereotipos. Desde la observación de los rituales y los distintos estados de la condición humana, refleja lo real maravilloso que encontramos a lo largo de Latinoamérica.
Pu Mapuche se editó por temas en tres extenso segmentos. El primero concerniente a la convivencia de los adultos en el campo, el segundo sobre los problemas que jóvenes mapuches pasan por defender los bosques tan apreciados por su cultura, y el tercero revela cómo se preserva la identidad tras la migración del campo a la capital con una coda de retratos. Cada capítulo tiene el objetivo de conocer de manera íntima el significado de ser mapuche en el siglo XXI.
La parte lúdica está justo en la mitad. El autor entrega las únicas fotografías a color del trabajo. Está hecha en formato fanzine para que el lector “se identifique” con el aspecto político de las protestas en contra de la explotación de las tierras sagradas para la plantación de árboles utilizados en la industria maderera, y la demanda de recuperación de estos terrenos. Este fotolibro muestra el fuego, el regocijo, la mística y la molestia de un grupo humano. Nos acerca a valores, mayormente, ocultos en una sociedad urbana cada vez más divorciada de sus raíces rurales. En efecto, el autor nos dice a través de su lente que el contacto transforma, lo que no tenemos el otro sí.
Aunque la presentación de Pu Mapuche no pierde el estilo tradicional de un libro de texto, las páginas de este fotolibro demuestran la madurez del fotógrafo. Son imágenes fascinantes en una secuencia narrativa clara que entrega el punto de vista del autor. Por tal motivo, no hay numeración de páginas ni pie de fotos. Solo si el lector desea indagar más, puede ir al final y encontrar el contexto de todo lo que se fotografió en mapudungun, español e inglés. Cabe resaltar que el autor sigue trabajando para revelar la transformación cultural de los mapuches en las principales ciudades de Chile y enriquecer la línea artística.
El 25 de octubre de 2019 la Wenufoye —bandera mapuche— fue protagonista de la marcha más grande de Chile en Santiago. La descontenta ciudadanía la adoptó como símbolo de justicia, dignidad, igualdad, pero, sobre todo, de resistencia. Ese día obtuvo vistas panorámicas desde el inicio del evento, luego, de los rescatistas de salud y los manifestantes heridos y, al anochecer, se dedicó a fotografiar las huellas de la marcha. Luis Sergio aún recuerda la imagen emblemática entre banderas ondeantes, cantos y tambores. En la plaza principal, sobre la multitud se alzó un joven descamisado en la cima de una estatua militar, agarrando la Wenufoye mientras el sol resplandecía a su alrededor, los manifestantes gritaron eufóricos por una sociedad mejor. Un ícono. Para una siguiente publicación, será pretexto seguir la historia de ciertos integrantes del pueblo mapuche que participaron de aquel estallido social.
Cuando pase el temblor de la nueva enfermedad en el mundo, apreciar los cambios políticos que quedaron pendientes en el país y cómo éstos afectarán a los pueblos originarios, será prioridad. “Chile es andino. Chile es multicultural. Hay que quitarse el complejo de que somos diferentes”, afirma el autor. Pu Mapuche sostiene que el chileno más que valorar la cultura mapuche, debe aceptarla tal cual es. Leer/observar las páginas de este fotolibro es una oportunidad para comprender su patrimonio intangible; y como dice la canción un Inca bajó del cielo con tal acento peruano, así que, del Mapocho al Rímac, no perdamos de vista a Luis Sergio mientras camine por el sur.