Uriel Montúfar y el impacto de registrar la cultura popular del sur andino

Uriel Montúfar y el impacto de registrar la cultura popular del sur andino

Nacido y criado en Puno, Uriel vio en la fotografía una gran herramienta para revelar el misterio de su identidad y la de su pueblo. Dejó los sacos y las corbatas del Derecho, inspirado por la curiosidad y por el deseo de comprender la relación entre los habitantes de los Andes y su entorno natural, para explorar temas que van desde la espiritualidad hasta las fiestas tradicionales.

Cada uno de sus proyectos es una inmersión en la “magia” de cada lugar que visita, dice. Ya sea las alturas de Cusco, donde las carreras de caballos enlazan el presente con el pasado, o rituales del Altiplano durante el carnaval, cada una de las experiencias fotográficas de Uriel es más que un medio de expresión artística.

En su proyecto más reciente, Kawallu Pata, profundiza en el fascinante significado cultural y simbólico del caballo altoandino en la vida de las comunidades, desde los jóvenes jockeys hasta los entusiastas espectadores, en la cuenca de la laguna Languilayo y el Apu Yanaorco (macho negro), a una altitud de 3,969 m.s.n.m., en la provincia de Canas, y 168 km de distancia de la ciudad del Cusco, las fiestas patronales son el escenario de emocionantes carreras de caballos robustos y pequeños que ha visto durante cuatro años de inmersión.

En un mundo cada vez más globalizado, Uriel se aferra a la esperanza de que las historias en sus imágenes se conviertan en un legado perdurable en la cultura popular andina, aunque a veces sea difícil no romantizarla, así quiere honrar las tradiciones de sus antepasados y de las próximas generaciones. Pero más allá del reconocimiento y la fama, su mayor deseo es que sus retratos inspiren un sentido de orgullo y pertenencia en aquellos que las contemplan.

De esta forma, afirma que tiene tres grandes referentes en el lenguaje fotográfico. El primero que menciona es al reconocido fotógrafo español Juan Manuel Castro Prieto, uno de sus grandes maestros, dice, admirador de la obra de Martín Chambi. Luego está el fotoperiodista peruano-estadounidense radicado en Washington DC, Héctor Emanuel, quien refleja la gran diversidad etno-racial y cultural, pero también explora el panorama social, político y ambiental de América Latina y Estados Unidos. Por último, el brasileño Sebastiao Salgado, cuyo enfoque humanista y compromiso social, hacen que lo denomine el mejor fotógrafo del mundo.

Pero más allá de la técnica y la estética, Uriel junto a otros fotógrafos puneños coloca a su región “en el mapa del Perú”, dice. Con cada premio ganado y cada proyecto financiado, atrae la atención de más personas hacia el patrimonio andino. “Eso hace que algunas comunidades me inviten a algunas actividades porque quieren que se documente su cultura y su identidad”, señala, “han hecho que más sitios volteen a ver lo que hago, que a veces es muy local”. Si bien hay muchos géneros en la fotografía peruana, precisa que lo que se hace en el sur —y vista en el contexto internacional— está más al lado del documentalismo y “de contar historias que parecen muy endógenas”.

A medida que el mundo avanza hacia un futuro cada vez más digital, este fotógrafo no descarta la posibilidad de explorar nuevas formas de contar historias, desde proyectos transmedia hasta narrativas interactivas. Reconoce el poder de las redes sociales como herramienta para difundir su trabajo y llegar a nuevas audiencias, pero también valora la importancia de mantenerse fiel a su visión y su voz.

Autor: Luis Cáceres Álvarez

Todas las fotografías pertenecen a Uriel Montúfar.

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